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20 hábitos de los buenos bailarines

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A todos nos gusta mirar a los buenos bailarines. Pero, ¿cómo llegaron a ser tan buenos?

Grandes bailarines en la historia han afirmado que esto no tiene nada que ver con el «talento natural». Los bailarines se hacen buenos fortaleciendo y desarrollando hábitos que van más allá de lo obvio: pasión, disciplina y constancia.

Es por eso que en El Bailómetro identificamos estos 20 hábitos de los buenos bailarines:

 

1. Superan las excusas sobre por qué no pueden practicar o ensayar:

Los buenos bailarines toman la danza como una prioridad. No hay excusa que valga para perder una práctica o ensayo. Aquellos casos «de fuerza mayor» que impiden asistir a ensayos o prácticas son mínimos.

 

2. Toman la música en serio:

Entienden que la música es parte integral de la danza, la estudian, la respetan, la comprenden.

 

3. Usan el espejo y el video regularmente en la práctica:

Hacen del espejo y del video parte integral de su práctica. Se graban en video y luego estudian ese material.

 

4. Se analizan en video:

Tienen el hábito de autocrítica y buscan la crítica constructiva de otros bailarines. Identifican sus vicios de movimiento y los corrigen con frecuencia. Desarrollan su estilo a través de la observación propia.

 

5. No tienen rivalidades contraproducentes:

Enfocan sus esfuerzos en mejorarse a sí mismos, no en superar a otros bailarines en particular.

 

6. Aprenden a bailar sin su pareja o su grupo:

Saben perfectamente que entregar toda la responsabilidad o «recargarse» en su pareja o su grupo, por excelente que sean, es un error.

 

7. Se esfuerzan por hacer constantemente nuevos descubrimientos sobre el baile:

Toman la danza de manera proactiva y enérgica. Se esfuerzan por conocer más y crear más. No esperan a que las respuestas vengan de otros. No son «robots de baile».

 

8. Buscan constantemente nuevos mentores:

Nunca dejan de aprender y de desarrollar nuevos estilos y géneros de danza en su repertorio personal. Siempre buscan aprender de los mejores.

 

9. Lo practican todo:

No hay detalle que se quede fuera de sus prácticas, se esfuerzan por crear una consciencia corporal superior.

 

10. Manejan sus pensamientos negativos sobre sí mismos:

Aprenden a lidiar con el autosabotaje propio de la mente humana.

 

11. Toman en serio los dolores y lesiones:

Conocen y cuidan sus articulaciones, huesos y músculos. Aprenden sobre fisioterapia, anatomía e incluso quinesiología (estudio científico del movimiento humano) y primeros auxilios. No ignoran ningún dolor generado a partir de sus prácticas y conocen sus límites.

 

12. Desarrollan una voz única y una perspectiva sobre la danza:

No son imitadores dedicados. No solo ejecutan la danza, sino que también la piensan. Desarrollan una filosofía a partir de su pasión.

 

13. Trabajan en cosas difíciles:

Salen constantemente de su zona de confort. Prueban estilos de danza que les resulten desafiantes. Son perfectamente conscientes de que casarse con un estilo es bueno para el ego pero malo para el desarrollo a largo plazo de sus habilidades.

 

14. Escuchan música solo por diversión:

Escuchan música diferente a la que interpretan en sus ensayos y prácticas. Disfrutan de la música en vivo. Esto los lleva a aprender sobre cosas como estructura musical y musicalidad, y a cultivar su creatividad.

 

15. Se retan regularmente:

No tienen miedo a ser el bailarín más inexperto y novato en un espacio determinado, y de hecho buscan constantemente serlo para tener experiencias que los hagan desarrollar nuevas habilidades. Otorgan más importancia a su crecimiento que a su ego.

 

16. Trabajan para mejorar la forma física:

Desarrollan su equilibrio muscular, acondicionamiento aeróbico y elasticidad. Entienden que una mejor condición física amplía sus límites y les permite ser mejores.

 

17. Pulen su dieta:

Son conscientes de que la actividad física no es el único pilar de su forma física. Trabajan para mejorar su nutrición.

 

18. Ignoran sus pensamientos críticos vacíos:

Cuando hacen una crítica, la hacen de manera constructiva.

 

19. Encuentran amigos que los apoyen:

Forman su círculo social alrededor de su pasión. Buscan rodearse de los mejores.

 

20. Tienen vocación de estudio:

Si leíste este artículo completo, muy probablemente ya tienes una muy fuerte vocación de estudio. Eres consciente de que tu pasión o tu profesión no sólo se desarrolla bailando o ensayando. Los buenos bailarines saben que siempre habrá nuevas áreas del conocimiento que te darán herramientas para mejorar.

 

Ahora piensa, ¿tienes algún otro hábito que agregar a esta lista?

¡Gracias por leer el artículo! ¡Feliz ensayo!